Eleonora y María (I)
El mío es un ejemplo claro de hasta qué extremo los humanos somos animales de hábitos. Lo tengo bien comprobado: mi rendimiento en el trabajo, y sobre todo en las temporadas que dedico al estudio y la escritura, depende en gran parte de respetar unos hábitos establecidos. Por eso desde que me instalé en Florencia…